viernes, 5 de diciembre de 2008

Esperanzas Rotas

Si ese es el nombre de esta historia pues el titulo de Crónicas de una muerte anunciada ya es conocido y por supuesto tiene derecho de autor.

Pobre, mi pequeña, mi pequeña Venecia (pensaba su madre Esperanza) aún cuando de eso solo le quedaba el nombre. Pensaba en las tantas veces que le aconsejo a su hija que no se dejara llevar otra vez por las falsas promesas de aquel hombre que aprovecho un momento de tristeza, de impotencia de su hija, ante tantas cosas que le habia tocado vivir en la vida. Y de las que se agarro este hombre para expresar sus intenciones, llenas de odio, de ilusiones, de insensatez, de arrogancia, de resentimiento ante una sociedad que quizás para él no supo valorar sus logros, sus pensamientos, sus necesidades; hecho por el cual toma acciones que para algunos fueron un asomo de gran valentía y liderazgo que a la final resultó ser en un desborde de locura e idolatría por sí mismo .
Pero Venecia no me escuchó repetía Esperanza en su mente, en una tarde de esas en que las noticias de inseguridad, inflación, etc, la hacian comerse lo poco que le quedaba de uñas.

No, no la escucho porque estaba deslumbrada por aquel hombre que le prometió que sería la única en su vida, y pasaron unos meses y comenzaron las historias, las vecinas le comentaban tu marido le regalo a María un casa, al día siguiente era a Eva a quién le regalaba porque decía estaba sola, no habia estudiado, venía del campo y no tenía como defenderse contra los ricachones de su pueblo.

Y así pasaron los años y todo iba de mal en peor, hasta que un día Venecia se canse y diga NO. No, a tanta maldad, tanto odio, tanta inseguridad, tantos malos servicios los cuales supuestamente iba a solucionar aquel en el cual ella sembró todas sus ilusiones, sus hijos, sus frutos.


Pasará el tiempo y me olvidare del mal que me hizo él, ese que tanto me hizo decir en algún momento si tu eres el indicado se decía a sí misma Venecia...


Cualquier parecido a la realidad es pura coincidencia.